Fisterra: Breve historia
Fisterra está situado en el extremo occidental de Europa.
El camino a Fisterra era indicado desde cualquier lugar de Europa por las estrellas de la «Vía Láctea».
Los celtas Nerios fueron los antiguos pobladores de estas tierras, así lo indica la existencia de castros costeros. En Duio, los celtas Nerios rendían culto en el Ara Solís, el altar de culto al sol situado en el Monte Facho.
En las cercanías, las parejas estériles se acostaban en unas piedras para alcanzar la fertilidad. La leyenda de la ciudad sumergida de Duio cuenta que fue inundada por castigo divino, quedando sepultada para siempre.
Fisterra causó gran impresión a los emperadores romanos. Su posición geográfica y sus increibles puestas de sol hicieron creer a Décimo Junio Bruto, en el siglo I, que estaba en el Finis Terrae, el fin del mundo, el final de la tierra donde moría el sol. La iglesia cristianizó el lugar construyendo una ermita, donde los peregrinos llegaban despues de pasar por Santiago para venerar las reliquias de San Guillermo y la imagen del Santo Cristo. Tal era la llegada de gentes que en el siglo XV se tuvo que construir un hospital de peregrinos. Para mayor información: Camino de Fisterra