Castro de Santa Tecla de A Guarda
El Castro de Santa Tecla está en A Guarda en la comarca de Baixo Miño en la provincia de Pontevedra en Galicia.
Poblado galaico-romano cuyas excavaciones se iniciaron en el año 1913. Presenta una importante área excavada donde se puede observar el hábitat castrexo y que permiten datar el poblado en el siglo I a.c., época del emperador Augusto, abandonándose a finales de la época Julio-Claudia, que finaliza en el 68 d.c., siendo, por tanto, un castro de época romana.
Estructura del Castro de Santa Tecla
La construcción refleja técnicas respetuosas con la tradición castreña (predominio casi absoluto de construcciones circulares frente a las rectangulares) y poco influenciado por la presencia romana (siempre urbanísticamente hablando).
De la totalidad de lo excavado, un porcentaje muy bajo del tamaño estimado del asentamiento, en la actualidad solo es visitable la zona septentrional excavada en los años 80 y algunas construcciones de la zona más alta del monte.
Está delimitado por un sencilla muralla que acoge una extensión de terreno con unos ejes máximos de 700 metros (norte-sur) y 300 metros (este-oeste). En el caso de confirmar estas dimensiones estaríamos en presencia de uno de los mayores castros de los encontrados hasta ahora tanto en Galicia como del norte de Portugal.
En el diseño de la muralla parece primar una función de delimitación del terreno respecto a su entorno, frente a las funciones defensiva o disuasoria.
La muralla fue realizada en cantería trabada con barro, no sobrepasando los 160 cm de grosor máximo, carece de cimentación y de momento no se han encontrado accesos interiores a ellas, como escaleras o rampas.
Se abre la puerta Norte en su extremo nordeste con un cuerpo de guardia a la derecha. Cara al extremo meridional, no visible hoy por culpa de la vegetación, se abre otra puerta con un sistema de acceso en ángulo recto.
El sistema de comunicaciones en el interior de la zona septentrional se basa en un camino de ronda pegado a la muralla que rodea las construcciones.
Las cabañas dentro del Castro de Santa Tecla
Casi todas las cabañas tienen plantas circulares u ovaladas no compartiendo paredes medianeras salvo contadas excepciones. También son excepción las pocas cabañas con planta rectangular y éstas presentan, en su mayoría, esquinas en arco.
El grosor de sus paredes suele ser bastante uniforme (40 cm de media). La gran mayoría son de pequeñas dimensiones. Muchas de las cabañas presentan un vestíbulo de acceso.
Se asientan directamente sobre la roca madre y sus muros estarían recubiertos con un mortero de cal y arena. Restos de pigmentación encontrados indicarían que los recebados estarían tintados con distintos colores.
En el interior, algunas cabañas presentan bancos adosados y el pavimento, en algunos casos, es de tierra pisada y en otros de losa. En muchos de los umbrales de entrada se pueden ver los goznes, agujeros en los que se ajustarían las puertas.
En este castro se han encontrado una gran cantidad de jambas y dinteles monolíticos decorados con formas geométricas, sogueados, entrelazados. También se encontraron, empotrados en los muros, bloques monolíticos cilíndricos de no muy grandes dimensiones y con una de sus caras decoradas con formas geométricas como espirales, trisqueles, rosáceas o molinetes. Otros elementos, como peanas presentan decoraciones similares y también representaciones de animales.
Hallazgos
Gran cantidad de restos cerámicos: tanto de cerámica indígena como de otras variedades típicas del mundo romano. También se han encontrado fragmentos de un kalathos ibérico pintado. Entre los restos cerámicos también se encontraron trozos de lucernas.
Trozos de vidrios romanos de variadas formas y tonalidades. Destacan dos cuencas fragmentados de vidrio polícromado de una variedad muy escasa conocida como vidrio mosaico o millefiori, propia de los obradores orientales de la primera mitad del siglo I d. C., y que por su calidad pueden considerarse de las mejores encontradas hasta el momento en la Península Ibérica.
Gran cantidad de cuentas de collar hechas de vidrio y fichas de juego en el mismo material, estas últimas puede que vinculadas a la aparición de algún tablero de piedra cuadriculado de tipo romano.
Los hallzagos metálicos, poco abundantes en estas tierras por la acidez del terreno, también están presentes en el yacimiento en forma de trozos de calderos, sítulas de bronce y cuchillos de lámina plana de bronce que formarían parte del ajuar doméstico de los habitantes del castro.
La orfebrería también tiene su presencia con dos remates de torques hechos en chapa de oro. Colgantes de bronce de variadas formas, restos de pulseras y brazaletes también en bronce forman parte de los hallazgos, así como anillos romanos de bronce.
Relacionados con la vestimenta se han encontrado fibulas en bronce de diversas tipologías, en omega, de brazo largo, etc.
Escasos hallazgos de restos de armamento se reducen a unas cuantas puntas de dardo de hierro, dos regatones de bronce, un puñal romano de hierro con remaches en bronce y restos de la vaina, una espada de antenas rematadas en botones bitroncocónicos y hoja de hierro.
A todo lo anterior habría que sumar la desaparecida estatuilla en bronce que representaba un Hércules y que fuera encontrada a mediados del siglo XIX en las proximidades de la ermita.